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Un blog de José Manuel Martínez Sánchez

Poemas espirituales

10/12/2013

6 Comentarios

 
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Poemas incluidos en el libro:
DEVOCIÓN Poemas espirituales y meditativos
(disponible en Amazon)
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Mente no nacida

Llegas al silencio, enmudeces, el canto callado de la meditación
se aproxima al eterno gozo del Nibbana. En ríos serenos y limpios
te embargas con la conciencia naciente y bondadosa, desapegada.

En ríos puros y sosegados tu mente se acuesta y descansa,
con la atención permanente, con el báculo vigilante del fluir calmo.
Te entregas al canto callado del No-Yo, la conciencia libre, vaciada.
Te entregas al sagrado Om, la sílaba del corazón del Buda.
Te entregas a otra voz que rige tu conciencia, la voz templada, serena.
Te entregas a ti mismo olvidando quién eres, naciendo en la respiración,
naciendo en los silencios del Dhamma.

Conoces el Noble Sendero, brilla en tu corazón.
Conoces el santo palpitar de la verdad en ti mismo.
Conoces el santo palpitar de la alegría en ti mismo.
Conoces el santo palpitar del Nibbana en ti mismo.

Gozas, caminas, eres... no siendo, no caminando, solamente
petrificado en el estar, imbuido en lo inmóvil,
atravesado por la Conciencia Serena,
por la senda desvelada del sagrado silencio de tu mente no nacida,
innata, original, tocada por la compasión y el amor, tocada por la Verdad.



Amanecer

La voz interior cubre tu conciencia,
eres semilla de luz, espacio libre de vida,
eres el comienzo, la flor perpetua
del amor incondicional, el eco gozoso
que renace en la respiración del instante.

Abierto al suave existir, iluminado,
caminas con pasos entregados al silencio
de la contemplación resplandeciente.

Eres el enigma del sueño que se esparce,
la blanca esperanza de lo divino,
el corazón amante de lo único,
de lo inexplorado, de lo viviente.

Eres la estancia infinita
de tu íntimo y dorado
amanecer.


Amor infinito


Espero oír tu voz el resto de mi vida,
quizá sea pedirte mucho
-que me acompañes hasta el final
y exploremos juntos la luz del mundo-
pero es todo cuanto busco.

Espero que me acompañes antes
y después del mundo,
cuando ya no quede nada aquí
y el destierro sea inevitable.

Espero sentir siempre tu presencia,
en los océanos o en el desierto,
en el corazón o en la quietud de la tristeza,
allá donde puedas recogerme
con tus abrazos de esperanza.

En cualquier región de mi destino
espero sentir la llamada de tu amor infinito.

Ser, sin más, en ti, en tu luz,
vida encontrada, búsqueda
amanecida.

El sol del bodhisattva

El viento nace profundo desde el silencio del horizonte, 
camina tu corazón los pasos de la vida y de la muerte 
en un mismo segundo, en una misma eternidad, 
en un solo latir fugaz e inconquistable. 

Tu corazón es ese viento que palpita 
y lo hace surgir todo 
desde la nada. 

Caminas lejos de las sombras, 
como un soldado que no teme al mañana 
ni al frío cautiverio de ser el dueño 
de lo efímero. 

Vives sin prisa en una guerra que no temes, 
porque la materia del temor no te reconoce 
y aplacas la ira de los injustos regalando 
tu silencio. 

Lo das todo a cambio de nada y por eso 
te has ganado a ti mismo. Eres el Buda 
de la entrega, del amor que no desespera 
recompensas. Tu entrega es tu regalo, 
y tu corazón un tesoro que todos buscan 
afuera. Tú vives dentro, y como la luz, 
te proyectas de inmediato en lo oscuro, 
otorgando claridad y destellos de pureza. 

Los otros miran el sol directamente, cegándose, 
irremediables. Tú no miras nada, sólo buscas 
tu alma en el viento, el viento en el viento, 
y siempre el sol aparece detrás tuyo, dirigiéndose 
a donde tu mirada le lleve, buscando su luz en ti.


Tú eres la luz

¿Quién desea adorar la luz de una vela
cuando puede tener el sol?

Jiddu Krishnamurti


Tú eres la Luz, no busques afuera
la vela que te guíe.
Mira en tu interior, atrévete a descubrirla, 
a sentir su calor purificante.
Porque está ahí, siempre contigo, 
porque tú eres esa Luz
que despeja toda oscuridad, 
superando la ilusión de la ignorancia,
el velo del tumulto y la confusión, 
avistando con claridad el conocimiento
liberador de la Verdad. Reencuéntrate 
con tu silencio natural,
donde el ser recita su lenguaje callado 
de pacífica y amorosa armonía.
Vibra con el silencio sonoro, renace 
en esta energía de nueva vida a cada instante.
Crea, construye, elige no elegir, 
elige hacer completamente lo que Es.
Nada puede faltar. Ya todo es. La vida eres tú, 
tu movimiento es la expresión de esa Luz,
tu quietud es la expresión de esa Luz.
Tu acto espontáneo es la auténtica elección.
Tú eres el Ser. Tú eres lo que ya no podrá nunca
dejar de ser: la Luz de la vida,
el origen mismo de la existencia, 
el principio genuino de la Verdad y el Amor.
Escúchalo, muévete, conecta
con el ritmo de la creación, 
conecta contigo, con tu interior. 
Con el sol de tu eterno amanecer.


Oración de gratitud

(Dedicado a Babaji)

En el aire que respiro
veo la luz silenciosa
y el sonido certero
del amor Tuyo

En Ti, mi Dios,
descanso con gratitud y sosegado,
lleno de dulces melodías interiores
que bañan mi conciencia
de quietud pura y confortable

Por Ti, mi Señor,
hay verdad en la entrega,
paraíso en la renuncia,
visión en la noche oscura
y destellos de gozo
calmos y constantes

Tan real como la luz del sol
es el amor cálido y fiel
en que me arropas
cuando entrego mi esperanza
y todo cuanto soy
al bondadoso fulgor
de Tu Sagrado Nombre

Sea así, siempre, mi Señor,
el amor que siento por Ti
una llamada hacia las puertas
de Tu misterio.

Porque oigo Tu voz y Tu gracia
en cada latido que en Ti respiro
y en cada segundo de alegría
en que contigo amanezco.

Sea así, por siempre, mi Señor,
Tu voz y mi palabra
dichosamente
encontradas.


Eterno romance

Respiro el amor que crece en tu silencio,
flor eterna de luz cuyo aroma me recorre.

Respiro este instante absorto de quietud dichosa.

De pronto aparezco entre universos silenciosos, desaparezco,
y todo nace del fulgor como astros milagrosos: confines de paz
que trascienden los ojos que la buscan, hallando frente a ellos
el encuentro invisible, sin forma y sin tiempo,
de lo unánime.

Mi alma es el aroma del ser que siempre fue. Ahora lo sé.
Siempre lo supe. Siempre fue eterno este romance.

Romance sagrado del ser fundiéndose consigo mismo
en medio de esta luz cálida e infinita
que suavemente alumbra la noche.



Amor sin tiempo

Hoy dejamos descansar en el amor la memoria del tiempo,
fuimos libres como estrellas infinitas, iluminadas
por el clamor de la luna, enamorada y bella.
Fuimos instante sin tiempo completo de inocencia, 
perfecto de voz serena cantando melodías 
de pureza. El blanco cisne de tu alma mora
en el corazón de las noches cálidas, dulces aires recogen
las alas de tus silencios, ángel de vida profunda. Eres
la serena medianoche y los atardeceres misteriosos,
el leve perfume enamorando al aire, la blancura perfecta
de los astros. Eres el amor sin tiempo, el amor que siempre estuvo,
el amor que estremece de ser cierto y no termina de iluminar
el universo. El cielo y el sol deslumbran tus senderos
de noche cierta y de corazón abierto.
Te amo, noche secreta en que aparezco junto a ti, mirada eterna
en que crezco al sentirte nacer a cada instante sin tiempo.


Krishna

Soy el ser que siempre ha sido, 
la luz del mundo, el silencio creador...
Soy el cielo amplio, sin fin, que todo lo contiene,
la gota y el océano, la voz y todos los cantos...
El origen, el destello de los comienzos, los astros infinitos
poblando el silencio, los espacios y los mundos del espíritu...
Soy el no-fin de los instantes, el principio incesante, la potencia
de los cuerpos amantes, de los cuerpos nacientes, de los cuerpos completos...
Incapaz de contenerme me expando hacia la nada y regreso al todo.
Nada me limita, el amor crece y vuela y sueña amaneceres, 
abrazos incontenibles, besos profundos, encuentros serenos...
He nacido en algún punto de lo eterno, sin antes ni después,
en medio de lo absoluto, como semilla de universos inexplorados.
Soy hijo del amor sagrado, de la luz compasiva que amanece las formas,
del sonido celeste que puebla de cantos bellísimos lo callado y lo posible.
Me expando como la rosa hacia la pureza,
me expando como los amantes hacia el abrazo,
me expando sin límites como los cielos hacia el milagro de la noche.
Y duermo, y despierto, y soy creador y silencio, sueño y realidad, todo y nada.
Soy Krishna, la luz del amor consciente.
Y vivo, y me amo, y te amo... eternamente.


Amor sagrado (Tantra yoga) 

Te entrego un silencio en el instante mágico 
una mirada que hable torrentes de amor
un océano en mi beso para bañar tu boca
y estremecer tu alma
Te entrego un corazón sereno
que acaricie el tuyo
y te ame con latidos infinitos
En la caricia y en el aroma el amor se dilata,
crece y se alarga entre instantes eternos
penetrando a lo sagrado
Mi cuerpo se funde con el tuyo
creando un solo cuerpo
jugando más allá del tiempo y de la mente 
mirando a lo divino en la verdad del ser entregado 
El olor de los bosques, de la piel, del viento 
y del incienso, de los ríos desbordantes...
todo es melodía de amantes, de eternidades...
Y nuestros cuerpos se rozan, se acarician 
en la meditación del tacto y del aroma,
en el tantra del corazón profundo 
que sabe que dos cuerpos mortales,
cuando se aman y vuelan,
son avatares y dioses


Un instante 

Caminando en el ahora 
amaneces, en un esplendor 
sin tiempo.

Un instante de amor
brilla en la totalidad 
de los instantes.

Sopla el viento...
el corazón recoge
un suspiro eterno.

Crepúsculo      

El corazón contempla
paisajes del alma,
nubes serenas, canciones 
del viento.

Llega el crepúsculo...
cerrando la luz sus párpados,
acariciando la noche al sol,
en su cita amante con la luna.

Parpadean estrellas lejanas,
misterios de luz, astros de amor
que resuenan... allá en lo hondo
de nosotros.

​
Siendo

En paz, sin otro lugar al que ir
más que a mí mismo, donde 
lo absoluto reposa y es,
donde todo vive amando
como conciencia y paz,
como armonía y belleza...
Y ahí el silencio
todo lo abraza
y se escucha la voz
del misterio, del amor,
de la vida, de la luz 
y la verdad sincera
que deja vacío el espacio
a lo infinito. Al todo 
y a uno mismo... 
en todo.


Renacimiento

En la luz del mundo he visto tus claros ojos
y me he bañado en su verdad.
Ojos que a esta realidad envuelven
regalando su inmenso latir.
Vida, que de naciente frescura nos lleva
milagros entre flores, abrazos del viento.
Todo es signo y mensaje en esta tranquila noche
donde la luz usada renace con el día.
Signo del tiempo encendido, del clamor
de un silencio que habla la verdad con su misterio.
Vida, verdad, renacimiento.


El pequeño Buda

Suena la música de las estrellas
en el valle de la luz.

El viento susurra leves caricias en su rostro.

Los cielos cobijan al hijo del sol.

Su espíritu nunca muere, como el del valle.

A menudo juega y revolotea como un pájaro,
 sin otra meta que su vuelo inocente.

(Después del juego duerme plácidamente 
bajo un manto cálido de eternidad).
 
Juega, sueña, florece, canta...

Suena la música de las estrellas 
en el valle de la luz.


Conciencia es mi nombre

La noche me despierta, 
tu voz me ha llamado,
voz de un sueño aún más profundo
que respiro y sobrevuelo.

Es tu noche el silencio, 
el despertar a lo despierto.

Es tu voz la llamada, el claro decir 
de las cosas sin nombre.

Despierto, sueño, soy eterno.
Digo con tu voz las voces sin nombre.

Digo con tu noche las luces que duermen.
Tu voz, mi voz, pero ¿quién responde?

Tu noche, mi noche, pero ¿quién duerme?

Claros pasos que se encuentran 
con el ser que se esconde. ¿Pero dónde?

En la noche, muy profundo, donde tu voz
es mi nombre. Y así me he llamado,
yo soy el hallazgo que nunca duerme.

Conciencia es mi nombre sin nombre.


Siempre Tú

Sucedió que la luz estaba en el mundo
los ojos de alguien se encendieron
y vio creado el cielo y los mares
la espuma sobre las piedras
y la sombra bajo la noche desplegada
Sucedió que era aliento lo que hablaba
latido el paso de sus sueños
esencia la raíz envuelta de sus giros
Cambiaba la voz al ser deseo
vigía de sus satélites cercados
agua de sus senderos embebida
Toda la noche fue redimida
al verte ser luz de tus tinieblas
Saliste del dolor, amada mía
cruzando las brisas
despertando, amaneciendo
Te amé por los mil nombres que tuviste
y aún te quiero, voz de mi silencio
silencio de mis voces
Amé al amor, a tu rostro de infinitos
a tu juego de escondite y reencuentro
de olvido y bíblico recuerdo
En el agua del Ganges
o en el aroma del incienso
en la claridad de un destino
o en los ojos del águila distante
En todo y en ti siempre en ti
mi corazón se ha inclinado
incesante


Amor hacia el amor

Amor callado, manto de silencio
en que escribir tu nombre. Todas las letras,
todas las palabras que forman mis canciones,
son una contigo, llamándote.
De oro y plata formo sílabas que alaban
el silencio en que recoges mi alma
cuando descanso y despierto
en tu estancia, que es el mundo, llena
de clamores y encuentros virginales.
En ti se anuda mi sueño y mi desvelo,
clavado como raíz al puro alimento de tu aliento,
al fruto, que como la tierra, remueve horizontes
de espacios y colores ancestrales.
Soy como la flor que deja su aroma al aire,
esperando que tú la recojas y me devuelvas la vida
al posar tus gotas de amor sobre mi rostro entusiasmado.
Soy el niño y el anciano, el viaje y su reposo,
la paz y el alegre baile del enamorado.
Soy el amor cantando al amor, el hijo
que sigue a su padre, el árbol hermanado
por siempre a su bosque primigenio.
Y tú, eres la dicha que hace consciente
este paisaje en que ha crecido mi vida
hasta al fin, tocarte.

Instante descubierto
​

El buen caminante no deja huella tras de sí.
Tao Te King


Casi un segundo para ver cuán despierto está el mundo,
este mundo que vengo soñando día tras día
entre neblinas y apuros del tiempo.

No me paré a observar
la aislada melodía que resuena en sus adentros,
el susurro del aire tocando un incierto presente
o la paz de los almendros junto al riachuelo de nieve.

Pero hoy, entre mis manos perplejas, en ojos nuevos,
todo recobra un color nunca visto antes.

Es el presente, es el mundo insólito
agitando mi vientre, mis penumbras,
mis soledades difusas, la honda preocupación
del instante.

Todo, hoy, se ha vaciado en la espaciosidad
de este universo múltiple que se expande
al eco sin límite de sus potencias.

En silencio incontestable, de rubor primero,
con mis pasos doy señal al olvido
y todo se borra y es inútil el presagio,
pero no el asombro.

Soy un habitante de la incertidumbre
cuyas lágrimas rocían la emoción de ser vivo,
desprovisto de equipaje y de amor fulminado
por este instante descubierto que es toda mi existencia
y mi único futuro.

Dulce es la calma del no-saber.



Vida hacia su mar

La belleza de tu jardín brota del alma

que da vida al mundo. Tú eres el jardín,
la vida, la belleza, este mundo.
El siempre brotar. La siempre rosa.

El amor de tu corazón habita en mi espíritu,
aquel que da lugar a ti en gestos, miradas,
palabras que deslumbran…

Somos la herida sanada,
el deseo que vuela hacia su cumbre,
el sueño que humano se encamina
hacia un sereno despertar.

Seamos vida, vida solamente,
vida fluyendo hacia su mar.


De amor creado

Siempre has sido tú aquella verdad en mí,
latido de mis latidos, voz en la voz de todos los cantos.
El eco de tus señales susurró el comienzo de mis pasos,
ineludibles hacia ti, ineludibles a tu fulgor secreto,
fulgor de íntimos abismos y de noches arropadas
por el amor más inocente. Aparezco en cada huella tuya
como lo eterno nunca nacido, despejada verdad
de mi ser inextinguible cálido en tus adentros.
Lo cierto es que yo fui siempre tú, que nunca hubo dos
en esta danza de amor sin tiempo, en este juego de espejos
que jamás cesó de transparentar el hilo inmutable
que une nuestras almas, a veces aparentemente distanciadas.
Pero nunca hubo distancias entre lo mismo,
entre lo siempre siendo uno y todo
en la totalidad de la luz creada.
Por eso canto a tu amor
que es el mío. ¿Cómo no cantar
a la música que siempre acompaña?
Jamás fui sin ti, jamás fuimos distintos...
Te amo en la luz que me desvela,
te amo antes del principio,
en medio de lo eterno sin principio,
en medio de nosotros, donde ya no queda nada
que no sea nunca nosotros.


Palabras de Maitreya

He nacido en el amor. Soy hijo del amor. Mi Padre canta a la nada y a los vientos de nadie. Mi Padre canta a los vientos para que el mundo no enmudezca ni derrame lágrimas de desconsuelo.  

Hoy he llorado. He llorado por el mundo. He llorado por las lágrimas del mundo. 

Hubo un tiempo en que siempre era de día. No existía la noche ni el temor a la noche. No existía la oscuridad ni las sombras. El Sol era el corazón de mi Padre y no había nada que pudiera ocultarlo.

¿Quién canta ahora –tan de cerca- esa canción oscura que Le hace llorar?

Viajo ahora hacia esa oscuridad callada, para llenarla de luz y amor, para aliviar el llanto compasivo de mi Padre. 

Viajo ahora hacia la tierra del dolor, para sembrar en ella las semillas de la esperanza. 



Al fin

Al fin vi la transparencia,
el gesto exacto, la mirada primera.
Al fin toqué el tacto preciso de la luz.
Las estrellas eran dentro, el sol, los instantes...
Dentro de un vacío de noche eterna.
Al fin toqué la noche del amor, el misterio
que daba lugar al amanecer de mis ojos.
La cama estaba vacía, llena de inmensidades
sin forma, llena de prefijos y arcanos
de cuerpos inacabados susurrando un comienzo.
Al fin sentí tu tacto, tu caricia, tu vendaval infinito
de amor. Al fin sentí tu noche en mi día sin hacerse,
en mi hueco preparado para el milagro.
Y entraste, me amaneciste con un suspiro,
con un abrazo de océano y de cielo sin confines,
y el corazón se postró silencioso y la ausencia
se tornó privilegio de tu llegada, dicha regalada
para nadie. Y al fin, vacío de mí, pude contenerte...



Queda el amor

Queda el amor en el vacío,
queda el vacío eterno
del amor.
Queda la luz, el abrazo,
la comprensión, la cálida
y silenciosa comprensión
queda en el amor, en el vacío.
Quedas tú, queda el amor,
quedo yo, contigo, conmigo,
en la unidad constante,
en la sonrisa sin tiempo,
en la mirada tranquila.
Queda el amor, descansando,
reposando, viviendo,
vaciando y llenando de luz
el silencio, la serena llama,
la gozosa paz de nosotros.
Unidad, unidad del amor
que queda en el vacío,
en la nada eterna,
en el manto universal.
Queda la luz, quedas tú,
quedo yo, amantes sin nombre,
gotas de silencio, océanos
de eternidad.
Aquí descanso,
contigo,
conmigo,
en luz tranquila,
en dulce reposo
sin dos.
Te escucho, te siento
y guardo silencio.
Habla la voz, la música celeste
del corazón,
el alegre niño inocente
del amor.

Ver más poemas espirituales de José Manuel Martínez Sánchez en el blog: Las Letras del Aire
6 Comentarios
Herminia Fominaya link
26/11/2015 07:48:12 pm

Hermosos poemas. Muchas gracias. Un abrazo.

Responder
zuluna
24/2/2017 05:23:23 pm

son hermosos tus poemas, gracias por compartirlos!!

Responder
Nara Castejon link
29/12/2017 09:50:28 am

Hola José Manuel
No sé sintu eres el creador de tanta belleza escrita, pero tanto si eres como si no eres, GRACIAS!! Son poemas divinos del alma, que me elevan y me sacan mi parte creativa y grande.
Muchas gracias y un abrazo de alma.

Responder
Manuel Zamarripa Medina
13/8/2018 12:13:02 am

Gracias por compartir las sensaciones del arrobo espiritual, muchas bendiciones y que Dios en ti siga creando tan bellas expresiones para celebrar la existencia. Un abrazo fraternal.

Responder
Ellena F link
16/12/2020 08:00:34 am

Love this

Responder
Maria Victoria
16/4/2022 01:33:31 am

Muchas Gracias, muy bellos.

Responder



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