Prana Blog
Un blog de José Manuel Martínez Sánchez
Regocíjate en el silencio...
Envuelve tu alma en el mantra callado de tu respiración. Toma este nuevo aliento, deja que penetre por todo tu ser, deja que el aire se funda y confunda con tu nombre, que las palabras ya no sean lo que crees que eres, deja que todo se disuelva contigo, en ti, en este momento del que no quieres saber nada, analizar nada...
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En este vídeo José Manuel Martínez Sánchez habla sobre la importancia de cultivar el silencio interior como proceso de sanación y despertar de la conciencia. El silencio es la esencia de la meditación, es el lugar donde la conciencia puede reconocerse en su profunda plenitud y transcendencia. El verdadero descanso sucede cuando hay calma y paz. A veces necesitas ese descanso perfecto, donde te rindes completamente a este momento y dejas que tu cuerpo y tu mente se abandonen al silencio, al no hacer, al dejarse ir... Y entonces aparece el milagro, el éxtasis de la quietud que nos regala una paz inconmensurable.
Si la paz a veces parece no estar, respira... recuerda cómo era tu paz cuando estaba, y cuando te des cuenta ya habrá regresado, pues su solo recuerdo la actualiza y revive, porque realmente nunca se había ido y es la esencia de todo. Respira pues, ahora, la paz que brota, como aroma sagrado, en tu corazón. Reconoce tu esencia de paz. Lo que realmente eres. Tu ilimitada y amorosa naturaleza resonando dentro de ti.
José Manuel Martínez Sánchez Dispuesto, en este momento, al instante que surge.
Abierto a la verdad de la presencia: lo único real que siempre acontece. Desde ti mismo, en este lugar, la vida se expresa y tú la presencias, integrado, receptivo, sin dispersarte en elucubraciones del ayer o del mañana, pues todo es ahora y tú naces en esta presencia pura donde el milagro del instante florece. Cuando aceptamos el momento presente nos desidentificamos de una mente que cree en la ilusión de poder controlarlo todo. Cuando no aceptas hay la necesidad de control. La necesidad de control es la no aceptación -a causa del miedo- de lo que pueda suceder. Es el miedo entonces el que cree controlar a través del ego. Pero la aceptación completa del momento presente es la confianza plena en ti y en lo que es.
Es un misterio ver que la sustancia de la vida radica en este momento presente. La mente, mediante una idea o concepto cree que hubo un pasado, que habrá un futuro, pero lo cierto es que siempre es ahora, que la vida vibra y brota ahora, que el ser no tiene tiempo sino que es un milagro que aparece a cada instante, vacío de memoria, libre en su acontecer, prístino y fresco como la nieve más clara. Sí, claridad es la palabra. Transparente, sin mácula es este momento, este silencio de amor infinito en que todo es, sencillamente, lo que es.
¿Quién soy yo? Sé que la respuesta vuela en el aire cada vez que pronuncio la pregunta. Sé que este vuelo no se puede detener, ni atrapar ni delimitar de ningún modo. Sé que la verdad de mi ser es simplemente que soy, que hay algo que es, que presencia, que respira, que ve, que escucha o que siente. Sé que hay algo que presencia todo esto. Sé que ese que presencia es transparente, puro, indefinible, que está aquí y al tiempo no está en ninguna parte. Ese que presencia, ese testigo, observa natural a esta conciencia espontánea que vuela en el aire como un pájaro sin rumbo aparente, planeando bajo las nubes, surcando paisajes bañados por la cálida luz de un sol que colorea tierras, plantas, océanos puros e interminables.
INTRODUCCIÓN
¿Qué significa buscar la paz interior? Posiblemente sea, dicho sencillamente, encontrar la manera de no pensar tanto, de liberarnos del pensamiento. Hacia ese punto se dirigen todas las prácticas de meditación y la búsqueda de todo estado de liberación. Estar liberado significa despojarse de algo. Despojarse de condicionamientos. Es quitarse peso para andar con más soltura, es desenvolverse como una pluma acunada por el viento. El peso de la razón nos aprisiona, nos erosiona como un martillo, nos ata a una realidad que casi nunca tiene que ver consigo misma. Porque la realidad, su esencia más pura y noble es la del vacío. El amor es la presencia, es la nítida certeza de ser, es el abrazo con un no tiempo esencial, con un silencio no tocado por nada. El amor abraza la eternidad, saborea la unidad, siente el tacto de la verdad y del instante mágico de la conciencia. El amor se escucha como una intuición, como una certeza, como una sensación de ser, como una absoluta sensación de Dios. El amor se presiente y se presencia, late y toca al alma, al cuerpo, a todos los órganos y estados del cuerpo, a todas las células y espacios interiores. Vibra como una cascada, palpita un aroma de flor paradisíaca, sacia toda sed en manantiales sagrados.
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