Prana Blog
Un blog de José Manuel Martínez Sánchez
En esta meditación vamos a conectar con la fuente de amor infinito que reside en nuestro corazón y en todo el universo: la fuente de amor que somos y de lo que todo está hecho, la fuente de luz y verdad del espíritu. En esta meditación vamos a conectar con la fuente de amor infinito que reside en nuestro corazón y en todo el universo: la fuente de amor que somos y de lo que todo está hecho, la fuente de luz y verdad del espíritu.
Para empezar, con las manos en el pecho sobre el corazón, vamos a respirar lenta y conscientemente, si queremos podemos contar inicialmente las respiraciones, hasta diez, para concentrar así nuestra atención en la respiración. Visualizamos en el entrecejo el Amor Infinito como una poderosa luz brillante y cálida que va entrando y llenando todo nuestro cuerpo energético, desde la cabeza a los pies. Después sentimos cómo la energía vuelve a subir desde los pies a la cabeza y desciende de nuevo para instalarse en el corazón expandiéndose fuera del cuerpo; sintiendo esa luz cómo abarca toda la habitación, la ciudad, océanos, ríos, bosques, montañas… y todo el universo ilimitado. Volvemos a nuestro centro, el corazón, poniendo ambas manos sobre el cuarto chakra. Visualizamos la energía en este centro. Podemos visualizar la energía como luz pura blanca o dorada o con un color que nos resulte agradable, o el que percibamos en este momento. Esa luz llena todo nuestro cuerpo y nos sentimos como pura luz bondadosa y sanadora. Visualizamos nuestro planeta y dedicamos unos segundos a enviarle esa luz sanadora. Sentimos cómo el planeta, como una gran bola de luz, penetra en nuestro corazón y se funde con la luz maravillosa que brota de nuestro pecho. Nos fundimos con el planeta en un amoroso abrazo de luz y unidad. Nos llenamos de esa luz, más allá del cuerpo, de las formas... sólo hay amor y luz, amor cálido, sereno, pacífico, compasivo, infinito y resplandeciente. Experimentamos el amor infinito e incondicional de lo que todo está hecho, amor con el que somos sanados y con el que sanamos al planeta. Ahora extendemos ese abrazo a todo el universo, experimentando la unidad con el amor universal, con el espacio ilimitado, más allá de tiempo y fronteras. Vamos a repetir interiormente tres veces el manta: “Todo es Uno. Somos Uno en el Amor ”. En el silencio interior, en el sentir del amor en nuestro corazón unido a todo, vamos a dedicar unos minutos de profunda y serena meditación. Si en algún momento queremos volver a conectar con el canal de amor, repetimos de nuevo tres veces el mantra: “Todo es Uno. Somos Uno en el Amor.” Para terminar y en cada exhalación pronunciamos en silencio la palabra paz alargando el sonido con la exhalación. Lo haremos tres veces, y cada vez se hace más largo y profundo el sonido y la exhalación. Paz, Paz, Paz.
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