Prana Blog
Un blog de José Manuel Martínez Sánchez
En el presente artículo se hará una descripción sobre la relación del yoga y la meditación con el sistema nervioso, tratando de descubrir los efectos que estas prácticas aportan a nuestra fisiología, en especial, el sistema nervioso, aunque nunca se puede tratar de seccionar el cuerpo sino que no puede perderse la contemplación de todo el conjunto, por lo que la totalidad del ser humano estará presente en esta investigación, y en especial, además del sistema nervioso, el sistema inmune y endocrino, pues actualmente, incluso hay una nueva ciencia que engloba a los tres sistemas (psiconeuroinmunoendocrinología). Cada día se está descubriendo la completa interrelación que entre ellos existe, siendo casi imposible no tener en cuenta a los tres al unísono. Pero con el fin de acotar el artículo, se tendrá en cuenta y se nombrará sobre todo al sistema nervioso. Y también hablaremos en general de yoga aunque a veces nos refiramos a yoga y meditación, pues la meditación es una parte del yoga, a no ser que queramos referirnos concretamente a la meditación y entonces se la nombrará específicamente. Nos referiremos al yoga y a la meditación como prácticas psicofísicas, que engloban una implicación de la mente (atención, concentración) y del cuerpo (respiración, postura). En estas prácticas puede haber una intensidad mayor o menor, más estática o más dinámica, que requiere mayor esfuerzo físico o menor. Por lo general, en occidente, se llama yoga a la práctica que requiere mayor esfuerzo físico y a la meditación menor, incluso ninguno. Pero no vamos a caer en esta generalización, aunque se tratará de indicar al hablar de los efectos del yoga y la meditación en el sistema nervioso, si incide el esfuerzo físico en sí, la concentración mental, una postura u otra en concreto, una determinada manera de respirar, u otras variables. Para comenzar me gustaría hacerlo haciendo referencia a una reciente entrevista donde, a modo divulgativo y claramente descriptivo, el psiquiatra Stephen Parker, de la Universidad de Minneapolis, EE.UU, explica la neurobiología del yoga y los beneficios de la meditación. Parker señala que el yoga opera a través del sistema nervioso central, y una de las maneras más concretas en que lo hace es a través del mantenimiento de la atención en el presente, a cada momento, pues en esta práctica se incide especialmente, a diferencia de otras prácticas que también pueden requerir especial atención, en ello, tratando de recordar al alumno volver siempre a ese estado de actividad atencional. Parker afirma que el mantenimiento de la atención influye a nivel fisiológico en el lóbulo frontal de la corteza cerebral (región del cerebro encargada de la organización del resto del sistema nervioso central). Admite que hay estudios científicos que avalan los efectos positivos de la práctica. Asegura que el ejercicio aeróbico, algo que está presente en la práctica de yoga en mayor o menor medida, según la clase o la escuela, ayuda a incrementar la cantidad de neurotransmisores, algo que ciertos medicamentos con el paso del tiempo dejan de hacerlo y requieren cada vez una mayor dosis para que sean efectivos, lo que afecta negativamente al cuerpo humano, por lo que cada vez es más necesario recurrir a medios naturales. En el trabajo de Vivian López y Alejando Días Páez titulado "Efectos del Hatha-Yoga sobre la salud" encontramos un compendio de diversas investigaciones científicas que revelan los beneficios del hatha yoga sobre el organismo. Durante la técnica de Kapalabhati (un tipo de respiración energizante) se detectó "un incremento relativo de la actividad de las ondas alfas, teta y Beta1" y se ha visto que esta técnica "promueve los mecanismos de descarboxilación y oxidación en el cerebro y otros órganos del cuerpo", de esta manera se observa un decrecimiento de los niveles de urea en sangre y un incremento de la creatinina y tiroxina. En un tipo de meditación yóguica se observó un leve incremento de glucosa en el área frontal del cerebro y una reducción más llamativa en el lóbulo occipital. Sin embargo, muchos hallazgos que hemos cotejado hacen referencia a cambios en la respuesta cardiovascular y respiratoria. Por ejemplo, las personas que realizan hatha yoga con asiduidad "incrementan la estabilidad del sistema vasomotor, con una latencia más corta y un retorno más rápido a través de niveles básicos de dicha respuesta", elevando también la presión respiratoria y la duración de su retención. Lo que es indudable también, y se ha podido comprobar, es que se produce un aumento en la actividad del sistema nervioso simpático en la postura del árbol (Vrikshasana), incrementándose el tiempo de ventilación, la frecuencia respiratoria, la eliminación de dióxido de carbono, habiendo un mayor consumo de oxígeno, y aumentando la frecuencia cardíaca y el pulso. En posturas de relajación como savasana ocurre lo contrario al inhibirse el sistema nervioso simpático disminuyendo los niveles de presión sanguínea diabólica y asistólica. Algunas técnicas de respiración (pranayama) producen un aumento de la temperatura de la piel y oral, que se debe entre otras razones al aumentar la frecuencia cardíaca, el tiempo en que decrece el flujo sanguíneo hepático y renal, así como el flujo sanguíneo a nivel cerebral y de los vasos periféricos. Muchas personas que tienen una práctica regular incrementan sus capacidades psicomotoras, por ejemplo, en el control muscular que supone la relajación y la contracción, ejerciendo también control -y conciencia- de grupos de músculos de manera voluntaria y selectiva. El pranayama no sólo hace incrementar la capacidad física del individuo sino también la propia percepción sobre su capacidad física, es decir, un mayor grado de conciencia de uno mismo. En general el yoga produce un aumento del cociente de ejecución, memoria, índice de fatiga y la capacidad vital, asimismo se reduce el tiempo de reacción visual y auditivo, así como se han constatado una mejora del ánimo, disminución de la tensión emocional, depresión, ansiedad, irritabilidad y fatigabilidad. En la Parte II de este trabajo se investiga los beneficios del yoga en diversas patologías y al hablar sobre el tratamiento de los desórdenes vertebrales es posible gracias al incremento de la elasticidad muscular, la relajación muscular, fortalecimiento de músculos extensores, mejoramiento de la postura, lo que propicia una mayor estabilidad al sistema nervioso autónomo, repercutiendo en una mejora del estado de ánimo, enfrentamiento de las tensiones y reevaluación positiva del dolor. También influye en el mejoramiento de las funciones intelectuales, las relaciones interpersonales, etc. Se refieren casos de distintos niños -de 6 a 16 años- con un retraso intelectual medio, moderado y severo, donde se encuentran mejorías en el coeficiente intelectual tras una práctica de un año de yoga, pues se hallan mejorías en el manejo de las habilidades motoras, en la atención, concentración y memoria, coordinación psicomotora, etc. Cabe destacar otro trabajo donde Raghuraj, P. y Telles, S. (1997) comprobaron los valores de los Umbrales Flicker Fusion disminuían en un grupo de 30 mujeres de edad joven que practicaron yoga durante 6 meses respecto a un grupo que no realizó yoga. Estos umbrales medían la capacidad refleja del sistema nervioso a la hora de renococer estímulos visuales (luces parpadeantes o fijas), notándose que la capacidad de respuesta era mayor (más rápido, luego había menor agotamiento) en personas que practicaron yoga respecto a las que no practicaron. Muy interesante es el estudio realizado en pacientes con demencia tipo Alzheimer y la práctica del yoga [Quintero, E., Rodríguez, M. C., Guzmán, L. A., Llanos, O. L., & Reyes, A. (2011)]: "Las personas con demencia moderada, en quienes el proceso neurodegenerativo no está tan avanzando, mantienen cierta neuroplasticidad cerebral que puede ser estimulada a partir de programas terapéuticos no farmacológicos. Las capacidades residuales mantenidas por nuestro grupo de pacientes les permitieron la realización de los ejercicios (posturas) de una manera repetitiva y rutinaria y esto facilitó el mantenimiento de una serie de capacidades cognitivas como la memoria de trabajo y la procedimental. Las diversas investigaciones han demostrado que el sistema neuroanatómico subyacente y responsable de la memoria procedimental es independiente al de la memoria declarativa y que por tanto, los pacientes con Alzheimer pueden adquirir habilidades motoras, perceptuales y cognitivas." En las conclusiones de este trabajo que mencionamos, positivas en general, se mencionan una serie de beneficios tras la finalización del experimento que son: mayor habilidad, destreza y fluidez al realizar los movimientos, mejoría en las posturas de equilibrio, mayor colaboración y motivación al momento de hacer las posturas, mejor comprensión, retención y seguimiento de las instrucciones, mayor seguridad para realizar las posturas y automatización de una respiración completa y abdominal en cada una de las posturas que, además, se fue generalizando a la vida cotidiana." Así como la mejoría general del estado de ánimo, sociabilidad, facilidad para relajarse y realizar actividades nuevas, así como mayor capacidad instrumental y habilidades prácticas y funcionales. Son igualmente interesantes las conclusiones del siguiente estudio (Conesa, A. V.) en el que se afirma que las alteraciones esqueléticas morfoestructurales indicen estados de alerta que prolongados en el tiempo pueden llegar a ser importantes estresores que debilitan y perjudican al sistema nervioso. Las prácticas de yoga han resultado eficaces en el control y disminución de estas alteraciones de sobrealerta mantenida. Por ello aconsejan este tipo de prácticas de reeducación postural, entre otras cosas, para el manejo paliativo del dolor y del estrés producido por patologías músculo-esqueléticas. En referencia a la práctica de meditación en concreto podemos citar las siguientes palabras de Walsh: "Los mecanismos que más frecuentemente se sugieren relacionados con la meditación y productores de los efectos de esta son psicológicos, por ejemplo la relajación, la desensibilización ante estímulos que previamente generaban estrés, la agudización de la percepción, los factores cognoscitivos y las habilidades del control de la conducta. En el nivel fisiológico, se habla de mecanismos tales como la reducción de la excitación, la lateralización cerebral, esto es un cambio en la actividad correspondiente a los dos hemisferios cerebrales, la resonancia y la coherencia de las ondas cerebrales, un cambio en el equilibrio entre los componentes activadores y aquietadores del sistema nervioso autónomo y alteraciones en la circulación cerebral". Con respecto a la relajación, algo que supone una finalidad o consecuencia natural de la práctica tanto del yoga como de la meditación cabe citar a José Ignacio Cea Ugarte, quien trata las bases funcionales de la relajación e indica que el estrés que se mantiene a lo largo del tiempo provoca la secreción de hormonas tales como cortisol o adrenalina y de manera simultánea provoca un efecto negativo sobre un sistema alerta como el barroreflejo de presión arterial, siendo la consecuencia de este un deficiente funcionamiento del sistema parasimpático. La relajación, por tanto, mediante el control de la respiración, será actuar sobre el sistema parasimpático, estimulando el barorreflejo. La inhibición del sistema nervioso simpático produce vasodilatación y contribuye mediante la reducción de adrenalina, a la inhibición cardíaca. Entre la inhibición del centro vagal, mediante los barorreflejos, y la inhibición simpática, se contribuye a normalizar la presión arterial. Conclusiones Cada vez son más los estudios que confirman y corroboran la eficacia o beneficios del yoga y la meditación en el ser humano, bien a nivel psicológico como fisiológico. Los beneficios impregnan todos los sistemas y dimensiones de nuestra estructura, tanto física como energética, mental, emocional y espiritual. El yoga, de hecho, no se puede diseccionar para que sus efectos sólo sean a un nivel u otro, sino que todo funciona al unísono. Es un sistema integrador que, precisamente por esa característica, tiene la capacidad de armonizar, equilibrar e integrar todas las partes. A parte de todos los estudios científicos que nos permiten observar desde fuera los efectos que el yoga y la meditación son capaces de producir en distintos casos y contextos, es fundamental entender que lo primero que debemos tener en cuenta es nosotros mismos, es decir, saber que nosotros somos el laboratorio primordial donde observar los verdaderos efectos que toda práctica supone. Cada individuo es un mundo y desde su propia práctica entenderá y desarrollará lo que ésta tiene que ofrecerle. La ciencia actual se ha acostumbrado a mirar desde fuera, y eso no está mal, pero no debemos olvidar mirar dentro, comprobar y sentir en nosotros mismos, eso es el autoconocimiento. Se pueden evidenciar los efectos beneficiosos de la práctica del yoga y la meditación en múltiples facetas. Desde una mayor flexibilidad corporal, una mejoría y restablecimiento físico ante dolencias concretas, siempre desde una práctica precisa y cuidadosa. Hasta a nivel mental desarrollar una mayor capacidad de atención, con lo que ello supone: claridad y calma mental, serenidad, bienestar y armonía psico-emocional, etc. Para desde ahí llegar a niveles más sutiles o que también podríamos llamar espirituales, donde aparece una dilatada y transformadora comprensión del amor, de la capacidad de compasión y el desarrollo de lo que podría llamarse una sabiduría vital que va enfocando la vida a experimentarla desde unos valores esenciales y auténticos que fundamentalmente tienen que ver con la vivencia desde el corazón y la conciencia plena del aquí y ahora como pilares básicos de un estar en el mundo, un estar desde el Ser. Y con esta conclusión, un tanto personal, me gustaría también volver a citar la entrevista a Stephen Parker, pues cuando le preguntan sobre los efectos cognitivos de la meditación (memoria, destreza lógica y matemática) él acentúa, para no confundir su esencia, que aunque todo eso suceda no es lo principal sino que la meditación "te ayuda a amar mejor, que al final es lo único que importa, es el sentido de la vida. […] Ser más amoroso, más amigable, tener más compasión". BIBLIOGRAFÍA
-Conesa, A. V. (2002). Integración psicosomática: Factores neurofisiológicos de la postura y su influencia en la prevención de riesgos psicosociales como el estrés. Cuadernos de Psicología del Deporte, 2(2). -"Doctor en psiquiatría explica la neurobiología del yoga y los beneficios de la meditación", Entrevista a Stephen Parker, 14 de agosto 2016, Eluniverso.com. Enlace: http://www.eluniverso.com/vida-estilo/2016/08/14/nota/5743332/doctor-psiquiatria-explica-neurobiologia-yoga-beneficios -González, V. L., & Waterland, A. D. P. (1998). Efectos del Hatha-Yoga sobre la salud: parte I. Rev Cubana Med Ger Integr, 14(4), 393-7. -González, V. L., & Waterland, A. D. P. (1998). Efectos del Hatha-Yoga sobre la salud. Parte II. Rev. Cubana Med. Ger. Integr, 14(5), 499-503. -Quintero, E., Rodríguez, M. C., Guzmán, L. A., Llanos, O. L., & Reyes, A. (2011). Estudio piloto: Efectos de un programa de hatha-yoga sobre variables psicológicas, funcionales y físicas, en pacientes con demencia tipo Alzheimer. Psychologia. Avances de la disciplina, 5(2), 45-56. -Raghuraj, P. y Telles, S. (1997). Muscle power, dexterity skill and visual perception in community home girls trained in yoga or sports and in regular school girls. Indian Journal Physiological Phaarmacology, 41(4), 409-415. -Ugarte, J. I. C. (2010). El arte de la relajación: bases funcionales de la relajación mediante respiración manejada a voluntad. Avances en Salud Mental Relacional, 9(1). -Walsh, R. N. 1993. «Evolución y estado de los estudios sobre la meditación», en Walsh R. y Vaughan F. (Comp), Más allá del Ego. Barcelona, Ed. Kairos.
1 Comentario
TERESA DE JESUS
21/11/2016 07:57:01 pm
gracias por ensenar aun de la distancia de Espana para venezuela necesitamos estos temas lo necesitamos-GRACIAS MAESTRO DIOS te siga bendiciendo grandemente.
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