Prana Blog
Un blog de José Manuel Martínez Sánchez
Para empezar a meditar es preciso establecer la atención de manera consciente, pues es a través de la atención donde comienza el proceso meditativo. La atención participa en este proceso como observador y la respiración es uno de los objetos primordiales sobre los que la atención se enfoca y establece. La práctica de la atención a la respiración sería por tanto, una de las técnicas principales para empezar a meditar, por no decir la más importante. La atención es una facultad mental que juega un papel protagonista en la meditación. La atención se enfoca en el momento presente, de manera intencional y sin juicios. Así se define también mindfulness, que no es más que otro sinónimo de meditación que remarca especialmente el concepto de atención. La atención puede focalizarse en uno o varios objetos (concentración) y puede abrirse también a una presencia completa y receptiva de lo que surge y se percibe en el momento presente (atención plena). Según el foco de observación podemos diferenciar, a grandes rasgos, dos tipos de meditación. De concentración de la atención en uno o varios objetos (atención focalizada) o bien abierta a todo lo que se observe o atención plena (mindfulness). Aunque también es conveniente que en esta última (atención plena) haya un anclaje natural en un objeto de meditación -suele ser la postura (conciencia corporal) y la respiración- desde donde al mismo tiempo se abre el foco al resto de la experiencia presente percibida (sonidos de fondo, imágenes, olores, etc). Este anclaje natural (en el cuerpo y en la respiración) nos permite regresar al momento presente cuando la atención se distrae con los diversos pensamientos. En la meditación, por tanto, se da un proceso que podría dividirse en tres puntos:
Estos tres puntos forman parte de la experiencia de la práctica de la meditación. En el segundo punto, cuando Notamos que la mente se ha distraído, el arte de meditar consiste en ir ganando maestría a la hora de, tras darnos cuenta y observar que la mente divaga (sin luchar con ello), regresar al momento presente con la atención puesta de nuevo en su objeto de meditación (punto 3, que es igual que el punto 1). El hecho de observar lo que aparece en el momento presente y de establecernos una y otra vez de nuevo en el ahora (sin luchar con los pensamientos y sin aferrarnos a ellos tampoco cuando aparecen) es lo que se llama meditar. Esta perspectiva simplifica enormemente todo el proceso de la meditación, pero puede servirnos como punto de referencia para encauzar nuestra práctica de una manera pragmática y sistemática. por José Manuel Martínez Sánchez Meditación Guiada para la Atención Plena:
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